“Memoria embalada” (2016), exposición de María Victoria Polanco, artista y docente, integrante del Departamento de Artes Visuales de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. La exhibición se apropia de la arquitectura del espacio, interviniéndolo con dibujos emplazados en los muros y piso, recreando un espacio virtual. Son una silla, un armario o un arrimo, los elementos que invitan a ingresar a un sitio que está más allá del muro. Junto a ello se despliega un conjunto de pinturas de mediano y gran formato, realizadas en tela suelta que apelan a la memoria íntima de un hogar pretérito, las que se acomodan como montones de telas dispuestas sobre sal, invocando a la memoria embalada que se desea preservar. Esta exposición, evidencia de un ciclo de creación que se dio inicio hace más de 25 años y que concluye con la deshabituación de la casa como nido, refugio y ensoñación de una historia familiar.
http://www.culturasanjoaquin.cl/actividades/cartelera/memoria-embalada/

"Forzado al extravío" (2014) se denomina la intervención espacial gráfica de María Victoria Polanco, que haciendo un guiño a la relación renacentista entre maestro y alumno, instala un discurso (visual) que articula lo circular de la memoria con la espacialidad de lo sonoro. Al respecto, la artista señala que "...los recuerdos nunca se presentan totalmente, a cabalidad. Son muchas veces un espiral que en cada vuelta va aportando un significado que se devela sólo en ese preciso y precioso instante”.
Una silla, parte de una mesa, un ambiente boceteado en perspectiva: elementos de un hogar pretérito que no representan sino recuerdos fragmentados que se resuelven a sí mismos mediante múltiples miradas.
Sergio Araya Alfaro
Lic. en Teoría e Historia del Arte, U de Chile.
Mg. en Musicología Latinoamericana, UAH

En uno de sus escritos, J. L. Borges comenta que le resulta asombroso el hecho de que cada mañana despertemos cuerdos, después de haber viajado por el mundo de las sombras y los laberintos de los sueños. Sin duda el estado de vigilia que experimentamos en el sueño, nos permite acceder a otros espacios o realidades donde el dormir se convierte en una llave de entrada para transitar hacia estados liminales de la conciencia. Sin embargo, esta reseña puede ser alterada en la escena actual: sueño o ensueño, podrían ser una vía para escapar de aquella locura que nos imprime la realidad. Soñar nos permite sobrevivir la cotidianeidad. Soñar deja abierta la puerta para imaginar.
Es, bajo este imaginario que la propuesta visual de María Victoria Polanco y Paulina Altamirano se entretejen.
El sueño se transforma en representación que, como cita Van Gogh en su habitación, interioriza su propio ser, su propia intimidad, su espejo; en el soñar se diluye la conciencia de cuerpo liberando el mundo de las imágenes.
Me pregunto: ¿Qué sueñan aquellos durmientes… acaso a sí mismos encerrados en su propio laberinto?

María Elena Retamal: Profesora de Artes Plásticas de la UMCE; Licenciada en Estética de la PUC; Magíster en Estéticas Americanas, PUC.

“La Salud de Chile” (2007)
La muestra constituye una reflexión en torno a la gráfica perteneciente al universo farmacológico, mediante la realización de una serie de pinturas de variados formatos, valorando los aspectos formales propios del lenguaje pictórico, incorporando en ella el diseño gráfico de las cajas de medicamentos, la iconografía y logotipos que la particularizan. Se realizó un desplazamiento de la pintura desde el soporte físico del lienzo al medio digital. Al respecto, el crítico y artista visual Carlos Navarrete señala: “María Victoria Polanco, en la íntima dependencia de Florencia Lowenthal, interviene uno de los muros con la silueta de lo que podría ser la habitación de un enfermo, convirtiendo esta intervención gráfica en la primera mirada a un espacio expositivo plagado de pinturas en formatos diversos. El recinto entonces se transforma en una ordenada y clínica mirada al estado de ese ser doliente que no podemos ver pero sí advertir por los elementos que conforman el perfil de esa pieza: cama, velador, objetos diversos y particularmente con las medicinas que toma”. En tanto, la teórica María Elena Retamal señala que “María Victoria Polanco siguiendo la problemática pictórica presente en la tradición chilena, caracterizada en un primer momento por la indagación temática en torno al acontecer costumbrista local, establece una mirada sobre los hábitos que, numerosos individuos realizan en torno al recetario médico, transformando las farmacias en un referente directo.

María Victoria Polanco (Lic. en Artes Plásticas / U. de Chile) ha trabajado las posibilidades de la pintura, indagando en la pluralidad de los procedimientos, materialidades y soportes, dando cuenta del permanente estado de construcción en que se encuentra este género. En “Posibilidad para un escenario” (2000) expone dibujos realizados con cinta autoadhesiva, directamente sobre el muro. A través de la línea grafica objetos -una mesa y una silla- y una perspectiva simple. La luz que cae sobre el diseño, desde focos en altura, enfatiza la invención de un espacio o la creación de un escenario, como señala el título de la muestra. En Cambio de Aceite (2003) continúa esta línea y la problematización del medio y del soporte tradicional a través de la actualización del lenguaje pictórico, específicamente desde la línea y la luz, prescindiendo del marco como límite de la obra.
Acerca de esta exposición Paula Olivares señala: “La propuesta visual de Polanco ha estado desde siempre ligada a la pregunta por el cuerpo, a la espesura significante de sus desplazamientos y persistencias. Al cuerpo como bitácora de la historia personal, como superficie primera de inscripción y registro de la misma. (…) La obra se hace lugar en el espacio, extiende sus límites, juega a escondidas con la silueta de una niña de folletín de modas, perfectamente acicalada para la ocasión, que desplaza silenciosa por los bordes de este dominio otro. Habitar el fragmento en el gesto de la demarcación, restituir las piezas, recorrer arqueológicamente la densidad de la memoria, para terminar siempre en el cuerpo, siempre en la materia”.

 

Paula Olivares, Licenciada en Teoría e Historia del Arte, Universidad de Chile, 2000
 

Texto de catálogo más allá del Hemisferio Austral
Museo de Arte Contemporáneo Valdivia - Chile
Museo de Arte Contemporáneo Bahía Blanca - Argentina

Este, que ves, engaño colorido
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido.
(Sor Juana Inés de la Cruz)

María Victoria Polanco tiene la visión del mundo exterior “en la punta” de sus manos. Crea un modelo del (e) gado de la realidad en la superficie. La proyección plana no excita siempre a nuestro pensamiento para reencontrar la forma verdadera de las cosas. Ahora, la perspectiva del Renacimiento no es una “solución” infalible: sólo es un caso particular, una fecha, un momento en una información poética del mundo que continúa después de ella. Según Panofsky los teóricos intentaban olvidar el campo visual esférico de los Antiguos, su perspectiva angular, que no une el tamaño aparente con la distancia sino con el ángulo desde el cual vemos el objeto…Textura de Paisaje de Diana Dowek.

Dr. Ricardo Loebell Silva (Filósofo)

“Victoria Polanco, lectora habitual de Gabriela Mistral, ancló en el libro Volodia Teitelboim antes de elaborar sus dos propuestas, una de las cuales exhibe en la galería. Pero ambas con diferentes materiales, soportes y tratamiento visual, coinciden en el tema de la fisicalidad, la muerte, y ese dolor que viene del cuajo. Polanco se detiene en la ceremonia previa al entierro de Gabriela, cuando embalsamaron su cadáver, lo rociaron con desinfectante y lo desodorizaron. “Había que desvanecer los olores de su vida y de su muerte con esencias perfumadas, y lavar su cuerpo con detergentes aceptables”, cita.
Continuando su propuesta visual iniciada hace un año, Polanco trabaja con pañuelos, y con una imagen recurrente, silueta fragmentada de una muñeca de trapo, sin extremidades, mutilada, similar a un imbunche, y permeada por las transparencias y humedades. En los pañuelos, que incorporan texturas, bordados, bolsas de plástico, y van montados en series, la artista dibuja una víscera, imagen que confluye con las palabras elegidas como cuajo, vísceras, sienes vaciadas, ojo, gajo. Apenas un color rojo, signo de coagulación y, el bordado casi con un sentido místico y religioso.
En la otra opción, la figura fragmentada está pintada sobre tela suelta, preparada de tal forma que resaltan las veladuras, la materialidad misma de la obra, y también la relación casi de éxtasis entre la poetisa y la religión, y la figura de Cristo.”
Ulibarri, Luisa (1995), “Gabriela Mistral, una visualidad inexplorada”.

Catálogo “Sobre árboles y madres”, pág. 3. Ministerio de Educación, Santiago, Chile.